El valor de las presentaciones en el entorno educativo

Independientemente del nivel educativo por el que hayáis pasado lo más probable es que os hayáis encontrado con profesores que están atentos a las últimas tecnologías a la hora de aplicarlas en su trabajo, y con lo opuesto, con aquellos que siguen viviendo en la época de las cavernas. Y bueno, más allá del chiste cierto es que ambas formas son bien respetables, pues cada una tiene sus cosas buenas y sus cosas malas; pero seamos sinceros, aquellos que no empleen un mínimo de tecnología a día de hoy en los colegios, institutos o universidades, están rezagando a los alumnos que sí van a necesitar de esas herramientas en un futuro no muy lejano. De ahí que hoy me gustaría daros mi punto de vista respecto a la implantación de PowerPoint y el software de presentaciones en el entorno educativo.

Aún recuerdo cuando en el último año de bachillerato teníamos un profesor de Latín que odiaba realizar presentaciones digitales, y en su lugar lo que hacia era repartir una serie de hojas plastificadas entre nosotros para que pudiéramos ir viéndolas mientras él daba la explicación oportuna con tiza, como no podía ser de otra manera, claro. ¿Cuál era el problema? Pues que teníamos que estar tomando apuntes de lo que iba colocando en la pizarra y echando un vistazo a las hojas que nos daba, por lo que al final no teníamos tiempo alguno para prestar atención a las explicaciones complementarias que iba dando. ¿Esto está bien? No lo creo, y menos mal que no ha sido el pan nuestro de cada día de todos los profesores que he tenido, pues de otra manera para leerme no tendríais que encender el ordenador, sino abrir la ventana y ver las señales de humo.

Eso es algo que siempre me ha hecho reflexionar, pues hay profesores que no acaban de entender que el alumno, durante una presentación, necesite prestar atención, y no andar copiando como loco datos que en ese momento le entran por una oreja y le salen por otra. ¿No sería más practico hacer una presentación relajada en PowerPoint (u otro software), con sus correspondientes explicaciones, y finalmente entregar unos folios con eso mismo por escrito? Por una parte tendríamos claro lo explicado al haber estado atendiendo en exclusiva, y por otra tendríamos para más adelante los folios (hojas de papel) con los que poder recordar. No se, quizá os puedan parecer conclusiones sin fundamento, pero qué queréis que os diga, los años me han hecho pensar diferente.

Por otra parte tampoco se debería abusar de las presentaciones digitales, así como de los medios tecnológicos en general, ya que queramos o no éstos son un elemento de distracción muy considerable, y más aún sí la exposición se realiza a primera hora de la mañana con una sala iluminada tenuamente. ¿A quién se le ocurría semejante cosa? En fin, que siempre habrá que mantener un equilibrio entre las nuevas tecnologías y las vías tradicionales, ya que cada una aportará sus propias virtudes. A ver si el “profe Atapuerca” está leyendo ésto y lo reconsidera.